miércoles, 6 de febrero de 2013

La indiferencia de los charcos



Los charcos que contaminan
la sequedad de estas calles
se muestran opacos
a los ojos helados,
sedientos de lágrimas,
como los míos.

El humo de tu cigarro arrogante
no altera el paisaje subjetivo
de la realidad.




Las contracciones ágiles
de tus extremidades
que te permiten hablarme
a puñetazos,
ni siquiera me tocan,
aunque así lo sienta
tu tacto.


Las letras que pronuncias todas juntas
con una dirección y un sentido predecibles
en las noches de muerte programada;
tu presente simple de indicativo,
la luz que procuras propagar
a charcos opacos como los míos;
sólo provocarán la sordera de los muertos.

Si pretendes la resurrección de los seres,
la supervivencia del yo al nosotros,
si pretendes la justicia,
o más bien tu justicia,
si pretendes la verdad,
o más bien tu verdad,
permítenos nuestros defectos,
ámalos
como anuncia tu filosofía,
y déjanos en paz.

Por mucho que nos grite a la oreja el silencio,
no vamos a despertar.


8 comentarios:

  1. Sí, la frase final es un canteo. Me gusta el poema en general, como casi todos. Tío, lo vas a petar hoy :).

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  2. Muchas gracias Dani. Esperemos que salga todo muy bien!

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  3. Si, opino lo mismo ;-) la frase final rompe todos los esquemas! El puñetazo !

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    1. Hay que romper las cadenas del mundo para que nazca el ser humano. La lástima es que esta última frase no es mía, es de Hermann Hesse...

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    1. Yo también lo creo. ¿Te gustó como modifiqué la foto del cigarro?

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  5. Sublime. Ha salido todo perfecto. Este no lo había visto hasta que lo escuché esta noche. Me ha dejado en éxtasis. :)

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    1. Muchas gracias, Elena. Es bastante nuevo, y algo distinto a lo que suelo escribir. Es crudo y algo oscuro. Pero me alegra que te haya gustado

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